Trabajo colaborativo: somos lurkers?



Otro de los post del blog Connectedness que me llamó la atención fue el que hacía referencia a la participación no equitativa en la web. Allí, Bruce Hoppe mencionaba al blog denominado “Working Wikily” , que describe las nuevas maneras en que las personas están utilizando la teoría de las redes y su tecnología para hacer su trabajo de una forma más colaborativa y en conjunto.

Sin embargo, aún asociando los “wikis” a la colaboración, es necesario, dice Hoppe, tener en cuenta que la realidad muestra una tendencia a la “participación no equitativa o desigual” entre quienes utilizan estas herramientas: sólo un mínimo porcentaje de usuarios se ocupa de contribuir y editar asiduamente mientras que un gran porcentaje no lo hace y una pequeña cantidad participa de vez en cuando.

Aquí se podría introducir la figura del “Lurker” (acechador en inglés). De acuerdo con Wikipedia, es el nombre dado a los participantes de comunidades virtuales que tiene una actividad solamente receptiva, sin contribuir activamente aportando ficheros, escribiendo en grupos de discusión, etc.

Entre los motivos para la falta de participación activa se han citado “la ausencia de anonimato, el temor a ser ridiculizado por miembros más agresivos, la imposibilidad de aportar información por razones contractuales o de secreto profesional, la falta de tiempo, el afán de ganar dinero, la creencia en no tener nada valioso que aportar, la no alineación con los objetivos de la comunidad, autismo, etc.”.

Para ejemplificar esta situación Jakob Nielsen resumió la actividad colaborativa de la web en general con la regla “90-9-1” como lo muestra la imagen:

90% no hacen nada
9% hacen muy poco
1% hacen prácticamente todo

Las estadísticas en cuanto a blogs muestran resultados aún más sesgados

95% no hacen nada
4.9% hacen muy poco
0.1% hacen prácticamente todo

Los wikis son los más sesgados de todos.

(en Wikipedia)
99.8%, no hacen nada
0.197% hacen muy poco
0.003% hacen prácticamente todo

Es interesante destacar un par de observaciones que se le hacen a Hoppe en cuanto a que no estaría considerando que quienes no contribuyen en un espacio virtual lo hacen en otro (ya sea el propio lugar de trabajo, transmitiendo información mediante un correo interno de una oficina).

Y que, finalmente, quienes ocupan la punta de la pirámide generalmente son “expertos” en un tema (los llamados “alpha bloggers”) y quienes se ubican por debajo (los “beta bloggers”) son personas que poseen otra mirada y utilizan las redes sólo para mejorar su trabajo.

También son interesantes las observaciones en cuanto cómo afecta esta situación a la tarea de fundraising online de las organizaciones sociales.


El debate continúa abierto.

El poder de las carteras (via @dariogallo)


Consentimiento informado: Se dice de mí…



El derecho a la intimidad y a la propia imagen son cuestiones sobre las cuales, en muchas ocasiones, no se es consciente de la facilidad con la que pueden ser violados.

En la era actual, en la que las redes sociales como Facebook, Myspace o Twitter están a la orden del día, no se tiene en cuenta que al publicar una imagen en la red uno está dando tu consentimiento para que millones de personas tengan libertad para ver fotos personales (y ,a veces, ajenas).

Es por ello que es muy importante reflexionar sobre la seguridad en las redes sociales. A través de una red social, un usuario puede generar su propio perfil, subir sus fotos y preferencias, compartir su red de “amigos” con toda la lista de contactos, comentar y copiar las fotos y aplicaciones de los perfiles de otros usuarios, etc.

La única manera de que este usuario preste lo que se denomina “consentimiento informado” es si los responsables de las redes sociales tienen Políticas de Privacidad visibles, claras y acordes, junto con herramientas que permitan restringir la disponibilidad de los perfiles. Recientemente Facebook ha lanzado y anunciado su última revisión.

Este año el fundador y presidente de Connective Associates LLC, Bruce Hoppe formó parte de un panel de discusión sobre ética, redes sociales y Web 2.0. Allí mantuvo una conversación sobre el constimiento informado. Dice Hoppe en su blog Connectedness: “Cuando realizo una encuesta entre mis amigos ¿saben ellos en qué se están metiendo y que pueden ejercitar una elección basada en su conocimiento?

Muchas veces el ser “informado” termina siendo un término más resbaladizo que “consentimiento”. Eso es lo que sucede con las encuestas virtuales que se realizan a través de las plataformas de redes sociales.

El informe “Borgatti and Molina's framework for ethics and SNA” fue, en ese sentido, una guía esencial para Hoppe, dado que aprendió a respetar la privacidad de sus clientes y de sus respectivos empleados.

Desde entonces, generó una tabla sobre la difícil relación entre la privacidad y el consentimiento informado en el contexto de las redes sociales.


(click para ampliar)

Cada uno de estos ítems puede ser considerado como un factor de riesgo independiente con su propio set de estrategias de mitigación.

Es así que todos los LinkedIns y Facebooks del mundo del mundo están ahora abordando estas tres ediciones de frente (y seguramente más).

En cuanto a encuestas provenientes de redes sociales, Hoppe no es consciente de una que permita un consentimiento verdaderamente informado, es decir, la capacidad de ver de antemano lo que dicen otros sobre uno antes de consentir a la publicación de esa información.

Por ahora hay que seguir andando con cuidado…